Roba mi corazón. Capitulo 3.

Pensamientos

Caminé por las frías calles de Forks buscando... nada, solo quería sentir la brísa en mi pelo castaño y pensar un momento. Un momento de reflexión sobre mi estúpida y miserabla vida. Me había duchado y vestido a la velocidad de la luz, así que me encontraba bastante cansada en éstos momentos.

Apretujé más contra mí, a mi sweater de lana, el frío aumentaba cáda vez más y poco a poco mi respiración se iba cortando e iba aumentando su velocidad. Caminé a paso lento de vuelta, quería volver, no me importaba lo que Carlisle dijera, ni la distancia que debia recorrer a pie para volver, solo quería estar en la comodidad de mi hogar, bueno, en la poca comodidad de mi hogar.

El viento comenzó a correr más fuerte y también empezó a azotarme; sentí como las piernas se me iban congelando poco a poco, como agua en el refrigerador. Incapáz de continuar, tomé asiento en una banca que se encontraba a unos 2 metros de mí. Miré a mi alrededor, la carretera se encontraba sola y vacía y, aunque éra de dia, el sol no iluminaba, no sentía su calor sobre mí, había sido apagado por la fuérza de la ventízca que recorría la ciudad en ése momento. Solo me acompañaban unos cuántos faroles apagados y los árboles alrededor del camino, por allí no había ni una casa, ni un establecimiento, nisiquiera un pequeño negocio.

Me arreglé el gorrito de nieve que llevaba en mi cabeza buscándo más calor, péro no lo encontré. De nuevo miré la calle fría y vacía, de repente, unas luces llamaron mi atención, venían por la calle a una distáncia no muy lejana, las observé hásta que llegaron cérca de mi; las luces provenían de un auto de color plateado, un volvo, éte paró frente a mí y la ventana del copiloto se abrió automáticamente. Ví un rostro conocido, éste me sonrió y me invitó, con un ademán de mano, a acercarme a él.

Pov Carlisle

La televisión no llamaba para nada mi atención, ningún programa me parecía lo suficientemente interesante, mi mente solo tenía espacio para una persona, una sola, Bella. Me preguntaba ¿En dónde se encontraba? ¿Estaría bien? ¿Con quien se encontraba? ¿Que le habría sucedido?; tantas preguntas ya me daban hackeca.

Me dirigí al balcón del apartamento, después de la noche que había pasádo en aquel prostibulo, no quería hacer nada más que descansar; tomé asiento en las silla mesedora de madera tallada y observé el barrio por unos minutos, un niño jugaba con su balón ya casi desiflado mientras su madre charlaba con otra mujer; una muchacha rubia caminaba con su blusa "súper escotada" y unos jeans exageradamente apretados. Me asqueé con la imagen de su regordeta cintúra desnuda. >:þ.

Me levanté de la silla mesedora y caminé hacia mi habitación, me tumbé en mi cama y varios pensamientos comenzaron a venir a mi mente. Primero, fué una imgen de Bella cuándo éra pequeña, tendría mas o menos unos 6 años, cuándo la encontré pidiendo limosnas en la calle y sentí compasión por ella, entonces la invité a mi casa, ella solo me siguió, me habló una hora después, para preguntar si la habitación en la que me encontraba por arriendo tenía baño.

Luego, recordé cuándo fué una niña de 12 años, ya éra una expérta en el robo directo, ése año asaltamos a más de 80 personas, más de 15 de ellas, saqueadas por Isabella. Me sonreí a mí mísmo recordando aquellos tiempos, péro, luego, mi sonrísa se retiró de mi rostro; ella tenía ahora 18 años y yo tenía 30. Mi corazón sufrió un golpe muy pequeño y muy fuerte.

Yo no podía estar pretendiendo a una joven que me veía solo como un padre, cómo un simple sujeto que la había adoptado y criado. ¿Porque es tan dúro el amor? pensé ¿Por que éste se mete en la sangre de las personas y se expande de rincón a rincón como una enfermedad?

Había estado a punto de decirle que la quería la mañana pasáda, péro me llevó a otro tema diciendome que había estado pensando, y yo sabía que no éra en mí. Me maldije internamente por haberla dejado realizar su plan, el plan de engañar a Masen y robarle su fortúna; hubiera preferido el dolor de perder ése dinero y no el de perder mi corazón, el de perder a mi Bella, aunque no fuéra mía literalmente.

Pensar en ella me trajo de nuevo, la preocupación de su suerte, no sabía si estaba bien , o si se encontraba mal, no sabía nada de ella. Me lvanté de la cama y me encaminé hacia el baño, tomé una corta ducha de 3 minutos y luego me vestí con unos jeans sueltos y una camiseta de color azúl rey. Mis tennis éran blancos con decorativos negros de calaberas.

Estuve fuéra del edificio en un dos por tres. Caminé hásta una esquina a las afueras del barrio, tomé un taxi y le dí la dirección de la casa de Edward Masen al conductor. Algo me decía que Bella se había marchado del apartamento para venir a buscarlo a él, Bella no lo trataba como a una víctima más, sino como a un amigo que pronto sería algo más, o ya lo éra? Recordé que Bella no llevaba dinero, así que, supúse, tuvo que caminar los 2oo metros o más de distáncia. Me pregunté si mi llegada se vería como una escena de celos, porque no éra así, solo me preocupaba Bella, mi... hija.

Le pagué al taxísta y caminé hásta la puerta de entrada de Masen. Toqué llamando a la puerta una, dos, y tres veces, por un segundo ningún sonido se escuchó, luego, se oyó el sonido del cerrojo siendo destrancado désde adentro; la puerta se abrió y frente a mis ojos, estaba Bella, su cara no parecía sorprendída, mas bien, parecía asustada, horrorizada de verme.

-Carlisle?- preguntó la muchacha.

-Hola- la saludé con una sonrísa.

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Queridísimas lectoras, perdónen que el capítulo sea tan corto, ya se los compensaré. Ésta semana no he tenido mucho tiempo para dedicarlo al blog, por razónes académicas. Sigan atentas al blog :)

Nos leemos, besos désde Colombia

Kata Morgenster ☻