El amor es como Don quijote: solo recobra la cordura para morir. Quiereme en mi locura...

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lunes, 28 de marzo de 2011

Amar es destruir. Capitulo 2: Tu... ¿De nuevo?





Summary: Edward Cullen, un estudiante de medicina con un excelente futuro por delante, con una vida perfecta. Isabella Swan, una cantante de rock, con una promesa dolorosa. No volver a amar. Rebelde, atrevida y sin temor a decir lo que piensa, ella le dará un vuelco a toda su realidad... Dos polos opuestos reacios a caer en las redes de un amor prohibido.

Disclaimer: los personajes aquí presentados pertenecen a Stephanie Meyer.

Capítulo 2: Tú... ¿de nuevo?


Seattle, estado de Washington

Hoy

Solo un pesado ruido se escuchaba en la casa Swan Cullen; el sonido de una guitarra eléctrica rompiendo todos los niveles apropiados de ruido, haciendo retumbar las paredes. Mientras una voz, con un tono a veces fuerte y otros agudo, dejaba salir todos aquellos lamentos ahora convertidos en canción.

Isabella Swan, recitaba la canción de pies a cabeza como si fuera ella, quien la hubiera compuesto. Al igual que el cantante, ella también se desahogaba, en cada nota musical se hallaba una de sus penas, penas que ni los años habían logrado difuminar… el pasado se encargó de dejar cicatrices imborrables en su corazón...

Se juró no volver a caer, también no volver a amar. Decidió ser alguien totalmente diferente a lo que era, los valores que le había inculcado su abuela, Marie, quedaron en el olvido, nunca más se volvió a ver a la chica de ojos dulces y vestidos coloridos que paseaba por el jardín en busca de flores hermosas. En lo que jamás pensó que se convertiría, fue su orgullo desde ese momento. Alcohol, cigarrillos, música, noches que no parecían tener fin, vagando en cualquier lugar de la ciudad, se convirtieron en su realidad.

Sus padres la desconocían… siempre lo habían hecho…, para ellos, Isabella había sido una maldición, la deshonra de la familia, como solían llamarla, una mancha de café en un mantel impecable…. la despreciaban, por ser diferente, por no creer que el dinero lo era todo en la vida. Pues para Isabella, el dinero no era más que pedazos de papel con poco valor…

Sin embargo, ella estaba a condenada a nadar en dólares hasta el fin de sus días, su abuela, le había dejado toda su fortuna luego de su muerte, hecho que había provocado envidia y algo de hostilidad entre los miembros de su familia y ella.

A pesar de que no necesitara el dinero Isabella prefería trabajar y ganarse por si misma sus ingresos dando toques con su banda “Bad Obsession” en algunos establecimientos nocturnos de Seattle. Si, de esta forma se ganaba la vida, con su maravillosa voz y con su agilidad con la guitarra.

-Señorita Isabella.-le dijo por encima de la música, Emily, una de las mucamas, en la puerta de su habitación. Isabella no le profesaba afecto, pero tampoco desdén, dejó a un lado su colección preciada de Cd’s de Heavy Metal que había estado apilando sobre una repisa, y le bajó un poco el volumen al reproductor de música que emitía todo aquel pesado ruido. Respondió con uno de sus típicos monólogos cargados de frialdad.

-¿Qué?

- sus padres acaban de llegar, junto con la Señorita Jessica.-le informó Emily.

-¿Y?- preguntó Isabella sin mucho interés. Desde hace meses que a ella le tenía sin cuidado lo que pasara con Charlie y Renée y muchos menos lo que pasara con la hipócrita de su hermana.

- Quieren hablar con usted, ahora. Le exigen que baje a la sala inmediatamente.- a Isabella le pareció extraño que sus padres pidieran su presencia. En los últimos años jamás lo habían hecho. Renée, Charlie y Jessica, tenían su vida a parte a la de ella, los tres caminos iban por el mismo rumbo, pero el de Isabella iba en el sentido opuesto.

-Diles que no bajaré, Emily. Total, lo que me vayan a decir me vale…- respondió ella volviendo a su actividad, le subió el volumen a su reproductor de música dando el tema por zanjado. Pero a pesar de lo alto del sonido, pudo reconocer la molesta voz de su hermana:

-Isfrikie!-la llamó Jessica, entrando en su habitación. Isabella detestaba que la llamaran de esa forma.- sabía que te rehusarías a bajar.- le subió más volumen a la música silenciando las palabras de su hermana, Jessica continuó subiendo un poco la voz: - por la tanto, ya había ingeniado un plan…así que si quieres recuperar el medallón de la abuela, más vale que bajes, Isfrikie…- esto último si captó la atención de Isabella quién se giró para ver a su hermana, esta ultima tenía el medallón que su abuela le regaló antes de morir, lo balanceaba entre sus dedos alardeándolo frente a Isabella.

Maldita sea!, por qué lo tuve que dejar sobre la mesa. pensó

-Devuélveme eso!-dijo furiosa, odiaba que Jessica tocara sus cosas, y mucho más odiaba que se metiera con sus objetos más preciados como lo era aquel medallón dorado.

-No.-dijo la chica rubia.-si no bajas en éste instante, jamás lo recuperarás. Así que, qué esperas isfrikie, Muévete…!- Isabella se dirigió hacia la puerta a regañadientes, no sin antes enseñarle el dedo corazón de su mano derecha a Jessica. Caminó con rapidez deseando terminar con esto de una vez por todas. Bajó las escaleras, y allí se encontró con el hombre de corbata, y la mujer de vestidos elegantes que desde hace tanto desconocía.

-Querida.- le dijo con una sonrisa hipócrita su padre, bebió un poco de su whisky y con un ademán de mano la invitó a sentar, invitación que ella rechazo negando con la cabeza.

-Suéltenlo ya.-les insistió la chica mirándo con hostilidad al par de desconocidos que se hacían llamar sus padres.

-Necesitamos pedirte un favor.-comenzó Charlie.- y en verdad necesitamos que nos colabores con esto, es muy importante, para el futuro de nuestra familia.-Vaya Familia…. Se burló Isabella internamente. Esto no es más que un disfraz ante la sociedad… ambos se son infieles en sus malditos rostros, y la hija que concibieron no es más que una interesada que solo ama su dinero.

-Lo que pase con esta “familia” dejó de importarme desde hace mucho.- replicó- …y si no es más, me largo.- dijo, girando sobre sus talones.

- Espera un momento, jovencita.-le dijo Renée, deteniéndola en las escaleras, Bella se giró con un movimiento brusco, y miró a su creadora con desagrado.

-¿Qué?

-Tu aún eres parte de esta familia. Así que lo mínimo que debes hacer, es corresponder a todos estos años que Charlie y yo te hemos dedicado. Lo que te vamos a pedir no es mayor cosa, Isabella. Solo escúchanos por favor.

-¿Dedicado?-replicó ella furiosa.- por favor… si mientras tú te la pasabas de almacén en almacén, gastándote a manos llenas el dinero que Charlie con sus negocios raros producía, yo me quedaba aquí, hundiéndome en la soledad… sin que a ninguno de ustedes dos les importara en lo más mínimo.- Renée se quedó allí envarada, mirando con ojos extraños a la mujer en la que se había convertido su “hija menor”. Isabella ya no era la misma niña tonta que se dejaba manipular por sus padres, desde hacía mucho que ella había dejado aquel camino. Sin embargo, Charlie tenía otro plan entre manos para manipularla,

-Bien, entonces olvídate de tu medallon,porque nunca lo tendrás de vuelta a menos de que accedas a ayudarnos- la habían atrapado al igual que a un león indomable en las redes de un cazador. Ella suspiró frustrada. Isabella amaba a aquel medallón, era uno de los pocos recuerdos que le quedaban de esa maravillosa mujer, después de varios segundos cavilando ella accedió:

-¿Qué es lo que quieren de mi?- interrogó.

-Es sencillo, Isabella. Lo único que queremos es que te quedes a cenar con nosotros…

-¿Por qué?- quiso saber la joven; era muy extraño que sus padres quisieran su presencia a la hora de la cena, normalmente ella cenaba sola en el inmenso jardín, alrededor de la piscina, lo más lejos de sus padres y su hermana.

-¿Recuerdas a tu tío Carlisle y a su esposa, Esme?-le preguntó Charlie, ella negó con la cabeza y los labios tensos formando una línea en su boca.

-Acaban de llegar de Londres y tienen mucho dinero para invertir en la empresas Cullen- unos desafortunados más que caían en los juegos sucios de Charlie.

- y.. ¿ yo qué tengo que ver con sus “negocios”?

-Mucho.- intervino Renée.- queremos darle la imagen correcta de esta familia a Carlisle y a su esposa. De esta forma no dudaran en colocar todo su dinero a nuestra merced.- su familia si que no tenia escrúpulos, no les bastaba con las miles de personas que engañaban y estafaban a diario en The Cullen’s, que ahora también querían hacerlo con miembros de su propia familia.

-Son tan estúpidos…- murmuró Isabella.- que ustedes estén ciegos, y no se den cuenta de la miseria en la que se ha convertido ésta familia, no quiere decir que todos estén tan distanciados de la realidad…

-Te exigimos respeto Isabella Marie Cullen!-.gritó Charlie exaltado, ella rió.

-No pueden exigir lo que nunca han dado. Una prueba de el poco respeto que me tienen es este jodido chantaje!

-La cena de esta noche es muy importante, Charlie.-reiteró Renée. Este intentó calmarse un poco; bebió del whisky del vaso de cristal y continuó con un tono un poco más calmado para dirigirse a su hija:

-¿Vas a cooperar si, ó no, con nosotros?, recuerda que ese patético medallón está en juego…-

-No hay forma.-les dijo intentando salirse de alguna forma de aquel problema. Sin embargo; no sería tan fácil No puedo pasar como aquella tontita niña que fui hace años… para su información crecí.- Isabella tenía razón, ella había crecido tanto mental como físicamente; su cuerpo se había desarrollado a la perfección, dejando al descubierto a una jovencita muy hermosa, bueno… a su manera. Con sus pocos tatuajes y perforaciones, bien ubicadas en su cuerpo, y con su rebelde forma de vestir, ella cautivaba a cuanto hombre se le pasara por enfrente sin ni siquiera desearlo… no quedaba rastro de la niñita que había sido anteriormente.

-Tiene razón.-añadió Jessica, quién había estado extrañamente en silencio- No hay forma de convertir esto, en una persona decente- la aludida sintió un deseo inmenso de tomar a Jessica por los cabellos y arrastrarla por el reluciente piso.

-De eso se encargaran ustedes dos.-Explicó Charlie.- de convertir a Isabella en una jovencita a la altura de nuestra familia.- O sea que, bajaré un poco más de categoría. Renée y Jessica se miraron la una a la otra atónitas por la petición que el señor Swan acababa de mencionar.

-¿Nosotras?!-inquirió Jessica.

-Si ustedes.-afirmó.- Tú eres su madre y tu, su hermana. Además, ambas tienen un muy buen gusto, pueden convertir a Isabella en una princesa digna de esta familia.-Consideró Charlie. Isabella se limitó a hacer silencio, intentaba maquinar un plan para recobrar su preciado medallón, más a medida que lo pensaba y lo pensaba, sus posibilidades se reducían a cero. Su rebeldía no iba a funcionar para nada en este planeado chantaje…

- ¿y por qué no lo hace Emily?. Ella ha convivido muchos años con nosotros, debe haber aprendido algo sobre glamor.-Dijo Renée intentando salirse por la tangente. Isabella gruñó. Era evidente que ni su madre ni su hermana la querían cerca. A pesar de los años a Isabella no había dejado de afectarle ello, le afectaba con menos intensidad por su puesto, pero una madre era una madre, y por más que quisiera que así no lo fuese, las leves punzadas de dolor atravesaban su maltratado corazón.

-Si, que lo haga Emily. Ellas dos sabrán como arreglárselas.-añadió Jessica. Su padre bufó, pero accedió al final. La hija rechazada por los miembros de su familia desapareció por las escaleras rumbo a la habitación. No pudo retener un par de lagrimas escurridizas y traicioneras que pugnaban por salir. Se deslizó en el suelo de madera con la espalda pegada a la puerta, maldiciéndose por sentir aun aquellas punzadas de dolor, que la hacían sentirse débil.

La hora de la cena acechaba a Isabella con rapidez, los minutos se desvanecían frente a sus ojos dejándola sin opciones. Buscó el medallón en cada rincón de la casa, más no encontró ni huella de este, al parecer el destino quería que hiciera parte de aquel circo mal montado por sus padres.

Junto con Emily se la habían pasado toda la tarde encerradas en su habitación buscando el vestido, los zapatos, el peinado y el maquillaje correcto para la cena. Isabella hubiera querido que su duendecillo, gurú de la moda y mejor amiga, Alice, la ayudara con esto. Sin embargo; ella estaba en una “cita” con un chico que había estado acortejándola hace unas cuantas semanas y ella no quería dañarle su felicidad por los estúpidos engaños de su familia.

-¿Qué le parece éste?-Dijo Emily enseñándole un vestido de corte imperial muy llamativo. Ella hizo un gesto como si fuera a vomitar en señal de que era desagradable, Emily río, a decir verdad todos le parecían de esa forma, no eran su estilo, además eran los típicos vestidos repletos de lentejuelas y brillo que le recordaban a las esferas de discoteca. Jessica a regañadientes le dio una de las colecciones de vestidos que compró el mes pasado en la Boutique más costosa de Forks, a pesar de esto, los vestidos ya iban rumbo a la basura. Aunque Jessica hubiera preferido que fueran a parar a dicho lugar que en las manos de Isabella.

-Siguiente.-dijo con un tono monótono mientras retocaba el esmalte negro de sus uñas.

-Ese era el ultimo Señorita Isabella.- respondió Emily, observando la cama vacia. Se le habían acabado las opciones, Isabella suspiró frustrada.

-Estoy harta de esto!.-dijo furiosa.-no soy una de ellos…

-No desespere….usted no puede dejar vencerse así fácil. Recuerde que el medallón de su abuela está en juego.-la alentó.

-Lo sé, pero es como si la vida estuviera en mi contra,-unas golpecitos se escucharon en la puerta de la habitación interrumpiendo a Isabella, Emily corrió a abrir la puerta, y detrás de esta apareció Alice Brandon con una mochila de diseñador en su hombro derecho.

-¿Alice?-preguntó incrédula.-¿qué haces aquí?

-Yo la llamé, Señorita Isabella. Perdone el atrevimiento, pero creo que es lo mejor para usted.- Isabella se alegró de tener a su mejor amiga junto a ella. Pero también se molesto por arruinarle su cita,

-Esta bién, Emily. Pero no era necesario, yo podía arreglármelas sola.

-Claro que no.-la contradijo Alice con una sonrisita.- soy la mejor consultora de moda de todo el país, y tu, por lo que veo, me necesitas, así que cierra la boca tenemos mucho trabajo que hacer.-ella se rindió torciendo el gesto. era caso perdido pelear con Alice, ella siempre acababa ganando la batalla.

-Les traeré unas bebidas.-anunció la joven mucama retirándose de la habitación. Dejando solas así a las dos chicas. Alice comenzó con el interrogatorio.

-¿Qué sucedió, Cherry?- quiso saber, llamándola por su nombre artístico. Isabella odiaba que la llamaran por su nombre de pila y también por los diminutivos de este. Así que para el resto del mundo, excepto para su familia, ella era conocida como Cherry, en honor a su canción favorita de las Runaways y tambien porque la cereza era su fruta predilecta.

-Lo de siempre. Mi vida es una mierda, Al. No sé ni por qué existo…

-¿Tu familia de nuevo?-ella asintió con una sonrisa triste.

-No sé si le podría llamar de esa forma, si no fuera porque las pruebas de sangre demuestran lo contrario diría que soy adoptada.

-¿Qué te hicieron?-preguntó Alice preocupada y con un poco de ira sembrado en sus ojos. Ella e Isabella poseían una conexión especial, eran amigas desde hace unos pocos años, pero los cuales fueron el tiempo suficiente para que el lazo de la amistad se fortaleciera hasta ser irrompible. Defendían a la otra con uñas y dientes sin importar las circunstancias, y hasta eran capaz de dar la vida si fuera necesario. Isabella concebía a Alice como una de las pocas cosas que le había regalado su infeliz vida para consolarse. Y lo agradecía, porque sin Alice iluminando sus noches oscuras, no existiría Isabella Cullen.

-Son unos malditos chantajistas!- gritó amargamente- quieren que cene con ellos esta noche para que puedan consumar uno más de su negocios sucios… y si no lo hago, jamás tendré de vuelta el medallón de Marie.- Alice tomó las manos de su amigas entre las suyas reconfortándola y tratando de contenerse y no ir a gritarles unas cuantas palabras que no cabían en el contexto de los modales a los padres de Isabella.

-hay algo más…-fue una pregunta no una afirmación. Alice captaba en la voz de Isabella que algo aparte del dolor por el chantaje, la conexión que había entre ellas dos le permitía sentir aquello que Isabella no decía con las palabras, ambas se conocían como las palmas de sus respectivas manos, era imposible mentirse o ocultarse las cosas. Isabella negó con la cabeza y desvió su mirada de la de Alice. Sentía ganas de ponerse a llorar, algo extraño en ella, ya que nunca estuvo tan sensible, nunca le había dolido tanto su soledad.

-Cherry…

-No Al... Estoy bien.-insistió ella. La chica frunció los labios, pero no siguió presionando a Isabella, en vez de eso siguieron con los preparativos para la cena.

El crepúsculo cayó pronto dejando al descubierto una noche estrellada en la cual la lluvia tan característica de Seattle no se hizo presente, Edward Cullen lo consideró un presagio que anunciaba que la velada con su Tía Renée y su esposo iba a ser todo un éxito A él no era que le interesasen mucho los negocios, más su padre, Carlisle, le había dado vital importancia a que su hijo adquiriera conocimientos en el mundo de los negocios. Para Edward Cullen lo más importante era su carrera, ser uno de los mejores médicos del país. Su vida estaba completamente planeada; irse fuera del país al terminar sus estudios, establecerse en Italia junto con Tanya, su novia, tener hijos… y un montón de predicciones más que tienen las personas comunes y corrientes. más con lo que él no contaba era que desde hoy las cosas no volverían a ser igual.

-¿Estás listo, Edward?-le preguntó Esme, su madre, al otro lado de la puerta.-llegaremos tarde!

-Lo sé... solo dame unos segundos.-se arregló un poco el cabello rebelde hasta dejarlo prolijo y se enfundó en el saco negro que tenía en el borde de la cama, un último vistazo en el espejo y abrió la puerta.-listo.-le dijo con una sonrisa a Esme. Ella lo tomó de gancho y juntos bajaron las escaleras rumbo al auto.

Cuando llegaron a la residencia, se encontraron con una casa blanca bien proporcionada de dos pisos, rodeada de luces cálidas que adornaban todos los rincones del jardín invitándolos a seguir.

-Muy pintoresco.-murmuró su hermana Rosalie a su lado, Edward asintió observando la fachada de la casa mientras caminaba, concentrándose en cada detalle, tratando de apaciguar los inexplicables nervios que bullían dentro de el al haber pisado territorio Swan Cullen. Eran unos nervios inexplicables que se asemejaban un poco más a las mariposas en el estomago que se tenían cuando se era un adolescente hormonal y se iba en busca de la persona que se amaba.

Una de las mucamas les abrió la puerta y los invitó a seguir guiándolos a la sala de estar, allí los esperaba Charlie con una sonrisa hipócrita que escondía problemas.

-Bienvenidos!-los saludó. Y entre estrechadas de mano y besos en la mejilla a las mujeres los invitó a tomar asiento. Edward aun seguía nervioso, intentando disimularlos y encontrar la causa. Se sentó en un sillón que daba vista hacia las enormes escaleras de mármol, que le recordaron a aquellas de los cuentos de hadas en los castillos.-¿Renée y Jessica vendrán en un momento, Desean beber algo?

Edward se sumió en su propio mundo, volviendo al libro que había dejado inconcluso aquella tarde, del amor y otros demonios, estaba en la parte en la que la chica le hace comer a Cayetano Delaura una cucaracha del suelo la celda del manicomio. De repente, luego de muchos minutos en aquel letargo, un nombre, que desde aquel día tendría muy presente en su mente, que lo atormentaría día y noche, lo sacó de sus cavilaciones.

-¿y la pequeña Isabella?-le preguntó su padre a Charlie. Edward no recordaba haber conocido a ninguna Isabella, pero por lo visto su padre si lo hacía y la necesitaba presente. Sin embargo aquel nombre le caló hasta los huesos y sus nervios comenzaron a bullir con mayor intensidad.

-Bajará en un momento.-respondió el anfitrión de traje.-ya sabes cómo son las mujeres, el espejo no las deja salir de la habitación…

¿Quién es Isabella?, continuó preguntándose.

-Señor.-lo llamó la mucama con una charola en las manos.-desea una copa.

-Eee.. si- admitió dubitativo, tomando una copa de vino tinto de la charola. La bebió lentamente apreciando la uva en todo su esplendor, saboreando una y otra vez con sus papilas gustativas el refinado licor.

- y dime, Edward… ¿qué tal Londres?- le preguntó la chica rubia de al lado con un tono seductor. Gracias a su belleza, Jessica había fijado ya sus ojos en él, este ya estaba en la lista de sus conquistas y ella no perdería ni un segundo a su lado, comenzando desde ahora. No le importaba que aquel chico fuese su primo, muy bien decían que: “entre primo y primo más me arrimo”.

-Excelente.-respondió sin mucho entusiasmo. No era su intención entablar conversación con nadie, sin embargo, sus modales lo empujaban a corresponderle la palabra a Jessica.

-Fui a Londres el verano pasado y creo….-Edward escuchó el resonar de unos tacones contra la madera lo suficientemente bajo para captar su atención y desviarla de la parlanchina de Jessica que aun no paraba de hablar. Los pasos se escucharon más cerca y el los fue siguiendo en su mente, pero a quién pertenecían…Un, dos, tres, cuatro… más fuerte y se detuvieron, el latido de su corazón era errático, más no sabía el por qué, alzó la vista de la copa de vino tratando de calmarse y se encontró, en lo más alto de las escaleras, los ojos más hermosos que alguna vez contempló, aquel suculento color chocolate le trajo algunos vagos recuerdos de un lugar lejano en su mente…

Un parque, una chica frágil, lagrimas, dolor, un abrazo, Todo pareció tener sentido… a Isabella se le heló la sangre, mientras un color rosa comenzaba a subirle por las mejillas. Ambos pronunciaron silenciosamente y al tiempo el mismo juego de palabras:

-Tu... ¿de nuevo?

_ _ _

Espero que les haya gustado el capi, no olviden que me gusta leer sus coments, saber lo que piensan sobre los fics

PD: pronto publicaré el Capi de Odio Amarte Tanto…

Nos leemos pronto!

Tati G.

3 comentarios:

Astrid SIDM dijo...

hola... empiezo a leer tus historias, esta fue una de las que llamo mas mi atencion, aunque estoy confundida es bella swan o cullen???

Bueno ya hablando de los caps que lei pobre de bella es normal que renuncie al amor!!!

Gisèle López dijo...

Quiero que te tomes en serio estas palabras: QUIERO LEER EL SIGUIENTEEE!!! jaja ok no, no las tomes como un grito, por que seria muy feo, pero si tomalo con desesperacion, se llama adiccion.
La historia es prometedora, chica. Pasa a mi blog cuando tengas otro cap!!
Besos

Daniella dijo...

AAAA ME EN CAN TO!
Porfavoor tienes que subir pronto! Es increiblee!
Lo esperare con ansias.
Un besote y cuidate :)