Capitulo 9
Mientes Tan bien…..
Pov Bella
Y de nuevo estaba como hace algunas noches, solo que esta vez me sentía bien por tenerlo tan presente. Sin embargo aun seguía intentando alejarlo de mis pensamientos para conciliar el sueño. Más cada vez que cerraba los ojos él estaba allí, en mi mente, mis visiones de Edward eran tan vividas que, incluso podía sentir sus manos gélidas sobre mi piel, deleitándome.También, lo escuchaba en mi cabeza, su fascinante voz profiriendo una y otra vez mi nombre en un suave susurro, Lo suficientemente letal para evitar que descansara…
No me lo podía sacar de la cabeza por más que quisiera, era tan frustrante…
Debía levantarme mañana temprano para ir al instituto y no me parecía muy agradable llegar con unas sombras purpuras bajo mis ojos. Aunque debo confesar que la opción de dormir un poco en la aburridísima clase de física de la señorita, Landz sonaba tentadora, pero cuarenta y cinco minutos de sueño no eran suficientes para reponer todo el tiempo que llevaba despierta a causa de Edward. No acudir al instituto tampoco era una opción, ya no tenía a Charlie vigilándome, sin embargo debía demostrarle a Aro que era una chica responsable. Además, Ángela y yo estábamos obligadas a presentar una exposición sobre “Global Warming” en clase de biología, y no creo que ella me perdonara por faltar a una de las clases más importantes del periodo. ¿Qué escusa le iba a dar?
-Eh… Áng, perdóname por mi inasistencia. Pero un vampiro, me estuvo robando el sueño toda la noche…-si que estaba mal…Era un error, podía apostarlo, más luchar contra lo que sentía, era imposible, los sentimientos son fuertes, siempre lo he sabido, demasiados fuertes para conseguir erradicarlos de la noche a la mañana, el odio, el amor… ambos eran fuertes, pero cuando el corazón se resistía a odiar, qué se le podía hacer, la razón no era lo suficientemente poderosa para dominar al cuerpo.
Y si que mi cuerpo estaba perdido… perdido en él. Nadie nunca me había hecho sentir lo que Edward, ni siquiera Alec, en nuestras escasas noches de lujuria y pasión, (dos únicas noches, ya que estaba en juego mi vida y él no quería ponerla en riesgo) y Edward, con tan solo una caricia, un roce en la mejilla, su aliento cerca de mi cuello o de mi boca, enviaba miles de sensaciones fuertes dentro de mi ser. Sensaciones inexplicables, pero que me llevaban a un alto grado de locura… me preguntaba cómo sería cuando pudiera en serio apoderarme de sus labios, sentirlos sobre los míos… ¿mi corazón lo soportaría?, comencé a sentirme repentinamente acalorada y con las mejillas encendidas…
Unos golpecitos en la puerta me sacaron de mis alucinaciones, los reconocí de inmediato, era Heidi y su particular forma de tocar la puerta. Oh Dios!, no podía permitir que ella me viera así, ella me conocía muy bien y no dudaría en interrogarme sobre lo que me tenía con las mejillas encendidas. Me apresuré a abrir rápidamente las ventanas, para que entraran las frías corrientes de aire que emanaba la noche oscura y así poderme refrescar un poco. luego abrí la puerta.
-Supuse que estabas despierta.-me dijo, sonriendo en la entrada, la invité a pasar con un asentimiento de cabeza. Traía una bolsa de lo que supuse que eran chocolates rellenos de sabores frutales, en su mano izquierda, y en la derecha un vaso transparente que contenía un líquido color borgoña.
-Siéntate.-la invité con un ademan de mano, señalando la butaca del piano. El ático no poseía de muchos lugares para tomar asiento. Heidi tomó asiento, y me ofreció la bolsa de chocolates. Busqué a tientas mi chocolate favorito, relleno de frutos rojos. Lo desenvolví y acto seguido, me lo metí a la boca.
-¿Qué bebes?-quise saber, explotando el chocolate en mi boca en una masticada. El liquido rojizo se esparció por toda mi boca deleitando a mis papilas gustativas.
-Sangre.-me respondió con simpleza. El líquido en mi boca comenzó a perder el encanto, hasta me supo a sangre. Hice un gesto de repulsión.- fue un recuerdo de mi cita con Eleazar.
-¿Almacenaron sangre de ciervo?- le pregunté
Ella sonrió, mientras yo intentaba contener los restos de la cena de hace unas horas dentro de mi estomago.
-No tontita. Esto es sangre humana, no de ciervo.- la ola de nauseas me golpeó más fuerte.
-Pero…. ¿Cómo la consiguieron?
-Nos colamos en el hospital y tomamos prestadas unas cuantas bolsas de sangre.
-Estás loca.-le reproché atónita por su acción irresponsable. A Heidi a veces se le corría el Shampoo, pero de eso a cometer un robo, ya era demasiado.-Sabes que la policía puede estar buscándote por esto!.
-Descuida Bells. Eleazar sabe muy bien como cometer este tipo de asaltos, no dejamos ni huella en el hospital.-me respondió ella muy tranquila.
- ¿Aro ya lo sabe?.- le pregunté
-No. Él Marco y Cayo están en una gala de beneficencia que organizó que organizó la academia de Artes en donde Cayo trabaja.
-¿Se los dirás?-ella negó con la cabeza.- ¿y los demás?
-Ellos no dirán nada, Bells…somos los tres mosqueteros y entre los tres mosqueteros se jura lealtad a los miembros de la sociedad.- asentí un poco más relajada. A Aro no le iba a gustar que su pequeña Heidi anduviera asaltando hospitales con un Cullen. A pesar de no ser su padre el le profesaba a ella cierto afecto muy profundo y paternal. La observé fijamente y me dí cuenta que en sus ojos comenzaba a formarse un toque rojizo.
-Oh cielos!...
-¿Qué ocurre?
-Tus ojos… se están tornando rojos…
-Demonios!-exclamó ella.-se me habían olvidado por completo.- ¿y ahora?
Los ojos marrones con un leve ápice rojizo de Edward la noche en la que el bar estallo en llamas vinieron a mi mente.
-Lentes de contacto.-le propuse.-Edward los usó la noche en el bar para disimular un poco el color rojo de sus ojos… quizás tu puedas usar los tuyos.
-Son azules.-gimió ella. A Heidi siempre los había preferido de ese color ya que al mezclarse con el dorado de sus ojos y creaban un verde algo extraño, pero que se veía bien, los usaba cuando se hartaba del café dorado.- como resultado tendré un color purpura.
-Es preferible que el rojo.
-Tienes razón admitió-iré a buscarlos en cuanto acabe con este delicioso vaso de sangre.- tomó el vaso y bebió de su contenido
-Aleja eso de mi vista.-le pedí desesperada,- no creo que aguante mucho las nauseas si sigues bebiendo esa cosa.
-Está bien…-alejó el vaso colocándolo en un área que no alcanzaba mi perspectiva.- si que odias verme feliz…
-Lo siento… - ella me sonrió.- pero no me acostumbro a la dieta de los Cullens y a su original forma de beber sangre. Son asesinos… cuanta gente no morirá en sus garras… Volterra debe tener un alto índice de mortalidad.
-A propósito de Cullens, ¿dónde está nuestro tentador Eddie?, pensé que saldrían juntos esta noche.- las preguntas de Heidi me recordaron que Edward hacia también parte de aquellos que yo llamaba “asesinos”, a veces se me olvidaba el “insignificante” detalle de que él sobrevivía gracias a la sangre de mi raza.
-No lo sé.-le respondí con sinceridad.-luego de que le propuse que saliéramos, sonó su móvil y él tuvo que irse…
-¿Te dejó así nada más?
- Fui yo quien se fue…-Heidi gruñó
-Me esforcé mucho en ti… para que él se atreva a rechazarte la invitación-espetó molesta
-Él no me rechazó, o eso creo…
-¿por lo menos se despidió de ti como se debía? Un beso apasionado, un abrazo, o algo más…
-Nada Hei.., solo le dije que saliéramos mejor en otra ocasión, giré sobre mis talones y me dirigí de vuelta a la casa. Edward no me detuvo.
-Dios!, tendré que reprocharle por eso… cómo se atreve a dejarte ir con semejante vestido, con unos labios perfectamente delineados con brillo labial, listos para besar, ¿es gay o está ciego? Mike Newton no hubiera desaprovechado la oportunidad- me reí ante su comentario. Mike hubiera querido hacer incontables cosas con mi cuerpo, menos dejarlo ir.
-No lo sé Hei…Edward es un libro de misterio totalmente sellado. No tengo ni idea de cómo funciona su mente…- lo único que sé es que él se ha convertido en una necesidad, tanto cómo el aire que respiro.-Heidi se quedó en silencio, algo muy inusual en ella. Era el tipo de persona que siempre tenía algo para contar.
-¿Qué sucede?
-Shh.- me calló. Obedecí y me callé por unos segundos, más su siguiente par de palabras alborotó mi curiosidad:
-Maldito perro!.-dijo con rabia en la voz.
-¿Qué sucede Heidi, quiero saberlo, ahora!-le supliqué.
-Ve y mira por la ventana.- me dijo. ¿la ventana?, ¿Qué pasaba afuera, para que ella se estuviera así de furiosa?. Me puse de pie y avancé hacia la ventana sentí los pasos de Heidi cerca de mi. Ella murmuraba cosas inteligibles.
-¿Qué pasa con la ven..- y en ese momento lo vi, o mejor dicho los vi, la chica de cabello rubio fresa a la cual Edward se le había enfrentado en la mañana para defenderme, ahora se apoderaba de sus labios, y él muy feliz le agarraba el trasero con su mano derecha, mientras que su mano izquierda estaba ocupada en la espalda de la vampireza, tazando su piel por debajo de la blusa de ella. Primero fue la oleada de rabia, luego la de arrepentimiento, seguida por la más grande de la que pensé haberme librado, tristeza, me sentía tan usada, era parte de un maldito juego!, el solo me usaba para apagar sus deseos mientras que la chica rubia estaba ausente.
Las gotas saladas amenazaban con caer por mis mejillas, pero no se los permití. No iba a llorar por él… no valía la pena derramar ni las mínima gota.
-Bella, lo siento tanto.-me dijo Heidi a mi lado, colocó una mano en mi hombro mostrándome su compasión- se que de verdad él…
-Él nada Heidi!... ¿me entiendes?, nada!- le grité con rabia.-Edward Cullen no es nadie!- me fui derrumbando lentamente en el piso hasta caer en él. Me senté con la cabeza en mis rodillas y comencé a gimotear, me dolía el pecho, el corazón, la cabeza me daba vueltas, sentía que me faltaba el aire… sentía que pronto iba a desmayarme. Heidi se arrodilló junto a mi e intento reconfortarme, mi cuerpo temblaba y ella intentó cubrirme con el suyo en un intento vano de darme calor.
-Bells, cálmate…te va hacer daño.-escuché que la puerta se abrió de golpe, pero no levanté la cabeza para ver de quién se trataba.
-Lárgate!.-le dije a quien quiera que fuese. No quería que me vieran en este estado, no quería que me vieran con lastima.
-¿qué pasó?-reconocí la voz de Demetri.
-Demetri no es el momento, vete por favor.-le pidió Heidi.-Bells quiere estar sola….- El hizo caso omiso a las palabras de mi mejor amiga y continuó avanzando hacia mi.
-¿Bella…. Qué te hizo?-continuó. Un momento, cómo Demetri se había enterado de que Edward era el causante de esta pena.
Es obvio Isabella…. El ya observó el showcito que está haciendo Edward abajo. Y por como lo miras… es evidente de que él ya se coló en tu ser.
- Nada!.-respondí fríamente.
-Dime que te hizo ese cabron Isabella, para irle a matar...-dijo con un tono amenazador. Aunque dudaba que Demetri pudiera hacerle daño a Edward, él era solo un indefenso gatito al lado del león feroz.- Dímelo!
-Que parte de no me hizo nada no entiendes!-grité, alzando la voz.-ahora vete! Quiero estar sola.
-Ya la oíste- me respaldó Heidi.- Quiere que te vallas, Dem.…
-No me iré. Necesito hablar con Bella. Heidi, por favor dejános solos.
-No dejaré a Bells sola en este estado… ¿qué clase de amiga crees que soy?
-Te lo estoy pidiendo por las buenas Heidi Vulturi…
-No me iré Demetri, el que está sobrando en está habitación eres tu!.-replicó Heidi
-Te vas, o le diré a Aro en cuanto llegue, sobre tus actividades nocturnas, así que… ¿qué prefieres?.- No!, no iba a permitir que Heidi se metiera en problemas con Aro por mi culpa.
-no me iré.-insistió.
-Vete.-le dije.-por favor hazlo. no quiero que te metas en problemas con Aro.
-No Bells, no permitiré que este que se hace llamar mi amigo me chantajee de esa forma.- el rostro de Demetri se entristeció. él estaba sufriendo en silencio por las palabras de Heidi, para él aquellas frases eran dagas afiladas empapadas de veneno. Todo por qué… por que la amaba en secreto, pero con todas las fuerzas de su cuerpo y corazón, que si el amor moviera montañas, el amor que el le profesaba movería el mundo entero sin embargo; no bastaba amarla tanto, ya que su pobre corazón lastimado le impedía comunicárselo. Demetri no quería sufrir más y al saber que Heidi solo lo consideraba como un amigo, mas miedo le daba de salir de esa asquerosa jaula que mantenía atados todos sus sentimientos. yo Era la única que conocía los sentimientos de él hacia ella, ya que yo era muy perceptiva y en su mirada, podía captar ese brillo de amor inconmensurable en su mirada cada vez que se dirigía a Heidi.
-Está bien, me voy. Pero quiero que te quede claro, Demetri, que desde hoy. Tu dejaste de ser mi amigo, para mi eres invisible!.- afirmó furiosa, cerrando de un portazo.
-No quiero hablar contigo.-le dije de antemano antes de que comenzara a decirme “Te lo dije”, esas eran las ultimas palabras que quería escuchar en este momento. de que me servia que me dijeran lo que ya sabía y que tanto daño me causaba.
-¿Qué te hizo ese cabron?-volvió a preguntar, como si no supiese otras palabras.
-Ya te dije que él no me hizo nada!.-respondí irritada desviando la mirada. Era una pésima mentirosa, él se daría cuanta al instante si seguía con aquellas calumnias.
-Nada… como un nada puede ponerte de esa forma. Te desconozco Isabella- admitió con decepción.
-es Alec.-mentí.
-¿Alec?, qué diablos tiene que ver Alec en todo esto.
-Encontré algunas fotos en una caja de zapatos, que me hicieron recordar muchos momentos-Señalé la caja de zapatos colmada de fotos mias y de Alec, que planeaba guardar en su habitación a primera hora de la mañana, para no hacerme daño.- lo extraño tanto, Dem.…
Ojalá alec, no me fuera a jalar los pies en la noche por andar jugando con el asunto de su muerte y usarlo para cubrir la decepción amorosa que tenía por su asesino. Si que estaba mal… muy mal…
Demetri pareció creérsela, se acercó hacia mi para darme un abrazo reconfortante. Me sentí mal por mentirle, pero no podía confesarle, por más que quisiese, lo que sentía o lo que siento por Edward. Sinceramente no tenía idea de lo que sentía, mi cabeza, mi corazón, estaban hechas un lio,. Una se inclinaba por la razón y la otra por lo que se siente.
-¿Estarás bien?- quiso saber deshaciendo el abrazo.- porque si quieres puedo quedarme un rato más acompañándote.
-No.-dije rápidamente, quería desahogarme sola de mis penas que me avergonzaban, de mis locos pensamientos hacia Edward, de su estúpido juego, que tanto lastimaba. Deseaba llorar, hasta que mis ojos ya no pudieran más y gritar con fuerza su nombre a la nada.- no desperdicies tu noche en mi… mejor, intenta arreglar las cosas con Heidi, sé que ambos se necesitan….- Él asintió cansinamente, por lo visto, ya no le quedaban fuerzas para luchas por ella… sin embargo, asintió y abandonó la habitación.
Decidí que este no era el lugar para desahogarme, habían demasiados oidos atentos sobre mi, así que sin más lugares a donde recurrir, decidí volver a mi casa, la cual estaba lo suficientemente lejos, como para apartarme de mi “familia vampiro”. Empaqué la ropa necesaria, para esta noche, y para mañana en el instituto, no planeaba volver, no quería verlo de nuevo.
Bajé las escaleras a toda prisa con mi mochila al hombro, y con mi bolsa para dormir debajo del brazo. Nadie me preguntó a donde iba, o si volvería. Quizás Demetri ya los hubiera enterado sobre mi estado de ánimo. Traspasé el porche tratando de ignorar a las dos figuras que estaban sentadas sobre las gradas, Tanya subió la voz en cuanto pasé junto a su lado.
-Fue la noche más maravillosa que hemos tenido, Edward. Nunca te había sentido así- una vez más sentí el trozo de cristal roto clavándose en mi pecho, tan fuerte que la sangre, pugnaba por salir a borbotones. Aceleré el paso con una lagrima escurridiza cayendo por mi mejilla. Subí en el monovolumen, coloqué la llave el conducto e hice rugir el motor, mi mirada se fijo en el espejo derecho, y desde allí pude ver una sonrisa satisfactoria de Edward, por supuesto, él estaba disfrutando esto… disfrutaba hacerme daño.
Conduje por las húmedas calles de forks. Aquella humedad, no era comparada con la que caía por mis ojos, afuera llovía con fuerza, pero en mi rostro era mucho más, estaba inundado en lagrimas que descendían una y otra vez por mi mejilla hasta mi mentón. Era mala idea conducir en este estado, más también lo era quedarme en la casa de los vulturi.
Apagué el motor y salí con rapidez del vehiculo, la lluvia caía sobre mi y no deseaba pescar un resfriado. Cuando entre en mi casa sentí aquella sensación de paz, que solo emanan algunos lugares. Si, me sentía bien, por no tener que preocuparme de que los demás oyeran lo que no quería compartir, por estar sola al fin.
No había luz en la casa. por lo que de antemano ya tenía velas en el bolsillo de mi mochila. Me acomodé en rincón, de la sala y encendí una vela, llenando la habitación de una luz calida, extendí mi bolsa de dormir junto a una de las ventanas y me senté sobre ella viendo la lluvia caeracompañada por la lluvia de mis ojos, y una suave melodía de sin bandera que provenía de mi reproductor de música,
Que te quedaras conmigo una vida entera
que contigo adiós inviernos solo primavera
que las olas son de magia y no de agua salada
yo te creo todo y tú no me das nada, tú no me das nada
Que si sigo tu camino llegaré hasta el cielo
tú me mientes en la cara y yo me vuelvo ciego
yo me trago tus palabras, tú juegas un juego
y me brilla el mundo cuando dices luego, cuando dices luego
Cuando dices siento
siento que eres todo
cuando dices vida
yo estaré contigo
tomas de mi mano y por dentro lloro
aunque sea mentira me haces sentir vivo
aunque es falso el aire
siento que respiro
Que casualidad, pensé. Involuntariamente comencé a recitar el coro, y luego me sorprendí cantándola toda.
Mientes tan bien,
que me sabe a verdad
todo lo que me das
y ya te estoy amando
mientes tan bien
que he llegado a imaginar
que en mi amor llenas tu piel
y aunque todo es de papel
hmmm,
mientes tan bien
Cuando dices siento
siento que eres todo
cuando dices vida yo estaré contigo
tomas de mi mano y por dentro lloro
aunque sea mentira me haces sentir vivo
aunque es falso el aire
siento que respiro
Mientes tan bien
que me sabe a verdad
todo lo que me das
y ya te estoy amando
mientes tan bien
que he llegado a imaginar
que en mi amor llenas tu piel
y aunque todo es de papel
-mientes tan bien-
Y aunque todo es de papel...mientes lo sé.
¿Por qué, Edward?,¿por qué tuviste que mentirme?, ¿por qué te ensañas conmigo?, ¿no te bastó haberme a rebatado a Alec? , ¿por qué su maldad?, ¿por qué conmigo.?
Mis ojos llovieron toda la noche, cada lágrima llevaba su nombre, cada suspiro, las ganas de que me despertaran de esta pesadilla, que esto no fuera real. Cada sonrisa, un recuerdo feliz junto a él…. Por más de que lo anhelará con todas mis fuerzas, no me era posible cerrar el libro del recuerdo, que persistía en quedarse abierto para dañarme más. Porque él dolor, cuando es del corazón, es más fuerte…
No supe a que horas me dormí, solo que al final, las ultimas lagrimas clamaban no volverlo a ver. En mis sueños se hizo presente, no destruyéndome, cómo lo hacia en la realidad, sino protegiendo hasta de mi misma.
-Júrame que siempre me amaras.- le presioné juntando sus manos con las mías.
-Lo juro. Juro que te amaré eternamente, juro que serás siempre mía, y te juro que como yo nadie te amará jamás….- me pegó a su cuerpo y justo cuando iba a presionar sus labios contra los míos para concluir el juramento, desperté.
La luz del sol me pegaba de lleno en el rostro, por lo que me sentía sofocada y algo molesta, pero también sentía algo frío sobre mi mejilla. Una rata!, pensé sobresaltada, abrí los ojos rápidamente, me incorporé con velocidad y tomé el bate de baseball, que había traído como arma de defensa personal por si algo ocurría. Sin embargo cuando me giré para ver la bestia peluda que había tazado mi mejilla, para mi sorpresa, lo que me encontré fue un Dios griego de cabello cobrizo, sentado en el suelo, con la mirada fija en mi. Mis piernas se flaquearon y tuve que sostenerme de la pared para no perder el equilibrio.
Él aquí… no. No podía ser cierto… era una pesadilla.
Unas manos fuertes me sostuvieron por la cintura, para que no fuera a caerme de nuevo.
-¿ Te encuentras bien?- quiso saber. Obviamente no estaba bien, y mucho menos con el ahí y con sus manos en mi cuerpo.
-¿Qué estas haciendo aquí?-grité furiosa. No quería verlo… mejor dicho, no debía verlo.
-De hecho yo…. ya me iba.-sentí su frío, pero delicioso aliento sobre mi rostro, a pesar de la distancia. me zafé de sus manos y caminé por la habitación inhalando lo que pude aire fresco, aun no contaminado con su esencia enloquecedora, para pensar claramente.
-No has respondido mi pregunta- dije hostil.-¿ qué haces aquí?
- Pasaba a recoger mis cosas.- me respondió fríamente, desapareciendo el tono de preocupación.,
- ¿Qué cosas?, yo no tengo nada que te pertenezca.-aseguré. Pero de repente recordé el colgante, y la chaqueta negra. También me percaté de que el ya tenia puesto los dos objetos. No! Él no me los podía arrebatar… habían sido un regalo…- Son míos, Edward!, no puedes quitarme lo que tu mismo me diste… no puedes.-Chillé como si aquellos dos objetos fueran de oro.
- Si puedo… porque yo no quiero que tú los tengas.- sus palabras me apuñalearon de nuevo en el pecho.- esto solo me pertenece a mi….
- Edward…-gimotee silenciosamente. ¿Cómo pude haber sido tan idiota?, ¿cómo pude pensar que conservaría esto? Si para él yo no era nadie. Las lagrimas comenzaron a derramasen de nuevo y esta vez, no pude cesarlas.-Vete…- pedí. Fue la petición más dolorosa de mi vida.- si aun te queda algo de compasión hacia mi, te pido que te vallas, que me dejes en paz de una vez por todas y que nunca me vuelvas a dirigir la palabra.
Él pareció por fin darse cuenta de la magnitud del daño que me causaba. Agacho la cabeza ysalió por la puerta principal, como si le dolieran mis palabras. Más yo sabía que no era de esa forma. Me acurruqué de nuevo en mi bolsa de dormir, con el frío de su ausencia, rodeándome con una feroz crueldad.
T_T
Para ver el video de la canción que canta Bella,
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Koko Cipriano
3 comentarios:
Ahh... T-T, que capitulo tan trízte... maldito perro, >:(
hola kokito
que historia tan emocionante, me lei todos los capis en el mismo dia y te juro que quede realmente impactada. proximo!! proximo!! quiero el proximo!!!!!
Although the sun shine, leave not thy cloak at home.
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